jueves, 18 de junio de 2009

Camiseta 2.




¡FUMA! ES GENIAL PARA TU PERSONALIDAD. TE HACE SEXY, GRACIOSO E INTERESANTE Y SI NO TIENES NADA INTELIGENTE QUE DECIR SIEMPRE PUEDES FUMARTE UN CIGARRILLO.

miércoles, 17 de junio de 2009

Camiseta 1.

Esta tarde he diseñado la primera camiseta para Barcelona. Y es que al tratarse de una ciudad tan moderna, en la que preveo estar rodeado de alternativillos, y teniendo yo tan poca personalidad, he decidido, para sentirme mejor y mas interesante, hacer tres camisetas que utilizaré en el viaje ( además de algunas otras, no quiero oler a bacalao). A la pregunta ¿ y esto te parece bonito?, respondo, sí. Si no os gusta que os peten (con cariño, eso siempre. Aunque a veces es mejor el sexo duro).
Un besoooooo.
P.D. Ya sabéis cuanto os echo de menos.

martes, 16 de junio de 2009

El cajón de la mesilla.

Todo el mundo tiene un cajón de la mesilla. En él se pueden encontrar las cosas más diversas: el libro que no llegaste a leer, un oculto paquete de tabaco o ese reloj, regalo de tu abuelo, que no utilizas nunca. En ocasiones, un trasnochado resguardo, algunos desahuciados discos que, aunque te gustan, ya escuchaste demasiado o cualquier baratija que no es una baratija, sino un recuerdo que, con el tiempo, ha amarilleado en la memoria. Y es que en el cajón de la mesilla convive lo más banal de tu día a día junto con esos pedazos de papel que guardas con tanto mimo, tus más preciados.
A veces el cajón de la mesilla no es un cajón de una mesilla, sino el de una cómoda o un armario. Incluso puede no ser un cajón. En algunas ocasiones el cajón de la mesilla es un pequeño estuche, un bolsillo en la cartera o el hueco bajo el colchón.
Hay tantos cajones como dueños. Cajones golosos que esconden comida, estresados, cuando solo contienen papeleo del trabajo y confidentes, aquellos que guardan tus secretos más íntimos. Hay cajones llenos de fotos y recorte y otros que no guardan más que pelusa y chinchetas. Algunos son ordenados y siguen la regla, otros, en los que se circula sin ton ni son, caóticos. Sean como sean todos hablan de sus dueños. Son collages de rutinas, aficiones y recuerdos. Siempre están ahí, acogiendo cachivaches, retales de nuestra vida.
Quizá en alguna ocasión hayáis probado a ordenar vuestro cajón de la mesilla. Es esta de todas, la más absurda tarea domestica por lo imposible del asunto. Consiste en vaciar el cajón sobre la cama y limpiarlo, para después colocar de nuevo en él todo, excluyendo aquello que , por inservible o molesto, no consideremos adecuado. Es este último el más difícil de los dos pasos, porque ese llavero roto es el llavero de Nonna y esta postal la del viaje del 98 y ¿como sacar a Nonna o al 98 de mi cajón?. Los quiero aquí, a mi lado. En todo mis intentos por ordenar el cajón he acabado por renunciar a menguar su contenido o incluso e engrosado con nuevos miembros su imaginario.
Y es que es difícil desprenderse de estos cachivaches, pues son lo único que nos queda de unos años que ya son recuerdo. Esto es un cajón de la mesilla. Una prolongación de la memoria, un diario de nuestras vidas, un mapa de nuestras almas.