martes, 16 de junio de 2009

El cajón de la mesilla.

Todo el mundo tiene un cajón de la mesilla. En él se pueden encontrar las cosas más diversas: el libro que no llegaste a leer, un oculto paquete de tabaco o ese reloj, regalo de tu abuelo, que no utilizas nunca. En ocasiones, un trasnochado resguardo, algunos desahuciados discos que, aunque te gustan, ya escuchaste demasiado o cualquier baratija que no es una baratija, sino un recuerdo que, con el tiempo, ha amarilleado en la memoria. Y es que en el cajón de la mesilla convive lo más banal de tu día a día junto con esos pedazos de papel que guardas con tanto mimo, tus más preciados.
A veces el cajón de la mesilla no es un cajón de una mesilla, sino el de una cómoda o un armario. Incluso puede no ser un cajón. En algunas ocasiones el cajón de la mesilla es un pequeño estuche, un bolsillo en la cartera o el hueco bajo el colchón.
Hay tantos cajones como dueños. Cajones golosos que esconden comida, estresados, cuando solo contienen papeleo del trabajo y confidentes, aquellos que guardan tus secretos más íntimos. Hay cajones llenos de fotos y recorte y otros que no guardan más que pelusa y chinchetas. Algunos son ordenados y siguen la regla, otros, en los que se circula sin ton ni son, caóticos. Sean como sean todos hablan de sus dueños. Son collages de rutinas, aficiones y recuerdos. Siempre están ahí, acogiendo cachivaches, retales de nuestra vida.
Quizá en alguna ocasión hayáis probado a ordenar vuestro cajón de la mesilla. Es esta de todas, la más absurda tarea domestica por lo imposible del asunto. Consiste en vaciar el cajón sobre la cama y limpiarlo, para después colocar de nuevo en él todo, excluyendo aquello que , por inservible o molesto, no consideremos adecuado. Es este último el más difícil de los dos pasos, porque ese llavero roto es el llavero de Nonna y esta postal la del viaje del 98 y ¿como sacar a Nonna o al 98 de mi cajón?. Los quiero aquí, a mi lado. En todo mis intentos por ordenar el cajón he acabado por renunciar a menguar su contenido o incluso e engrosado con nuevos miembros su imaginario.
Y es que es difícil desprenderse de estos cachivaches, pues son lo único que nos queda de unos años que ya son recuerdo. Esto es un cajón de la mesilla. Una prolongación de la memoria, un diario de nuestras vidas, un mapa de nuestras almas.

10 comentarios:

  1. Ni tengo ni mesilla, ni cajones.

    Larga, pedante y sin ilustraciones, y no hablo de tu primera entrada, que podría ser, sino de mi vida.
    Ea Ea Ea

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  2. Pedante tu puta madre
    y si necesitas ilustraciones para leer, compra Teo va al parque.

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  3. "Teo va al parque" no existe, google no miente, tú sí.

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  4. Lo siento, no soy seguidor de la saga.
    Mira, si no te gusta, no leas, asi de facil.

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  5. Que radical y borde

    kjshfksjdhdgvshdgc

    Si Stephenie Meyer fue capaz de escribir libros y venderlos, tú serás capaz de escribir en un blog, todos estamos contigo.

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  6. xDDDD Guerra de hombres. Grrr!

    lskdaemhjnrh

    Guapo guapo!

    me alegro de que tengas blog, te seguiré.

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  7. Bueno aquí hombres solo hay uno, mucho cuidado....








    ....yo soy un botón

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  8. kdjashkdhashdakjsdhkshdkjasdhkldh

    En tu blog se lia parda, Josemamon.
    La entrada?
    Una de tus locuras mentales, tus metáforas.

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  9. Yo en los cajones de mi mesilla nada más que tengo sujetatetas, braguitas, y calcetines, cada cosa en su correspondiente... Aunque he de decir, que alguna que otra vez he usado los cajones para esconder algún paquete de tabacorl xD.

    Sigo tu blog :)

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  10. en lo mas simple se puede encontrar lo mas importante de la vida. encontré una foto de mi papá en un cajon (en realidad un archivo en la compu) y me puse a recordarlo con tanto amor que se trasformó en el momento mas emotivo después de su muerte. el texto es simple. La verdad es enorme

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