lunes, 10 de agosto de 2009

Diario de Viaje ( I ).

Madrid en Verano es un infierno de asfalto. Es de noche y, aunque la ventana está abierta, el aire aquí es una losa de hormigón ardiente. Con los pies sobre la mesa apuro lo que queda de agua en el vaso y cambio de canal otra vez. Los canales de porno han dejado de emitir, y ahora una señora con un geranio en la cabeza recibe a Escorpio en directo. Las cartas no se equivocan, Escorpio. Esa molestia no es nada grave. Me quedo mucho más tranquilo y apago el televisor .
No puedo dormir. De todos modos en algo menos de tres horas y procurando no hacer ruido, papa asomará la cabeza por la puerta para despertarme susurrando mi nombre. Tampoco importa si no duermo, porque mañana estoy en Roma. Lo cierto es que uno de los mejores momentos en un viaje es la noche antes de comenzarlo. La noche antes, cuando aun nada ha sucedido, se pasa entera imaginando como serán los próximos días. Es emocionante pensar en todo lo que podría ocurrir, fabular con un imprevisto incidente a la entrada del metro o con un romance de ensueño. Para aquellos a los que nos gusta vivir soñando, imaginar una vida paralela y distinta a la real se convierte en una afición. En ella encontramos las palabras que quisimos oír o aquellas que nunca dijimos, momentos ocultamente anhelados, escenas que no encontrarán lugar en el tiempo. Y no siempre fantaseamos con acontecimientos deseados. En ocasiones puede tratarse de grandes catástrofes o simples conflictos cotidianos que presenciamos con todo lujo de detalles, analizándolos con todas sus posibles consecuencias. Imaginar al portero discutiendo por una correspondencia extraviada, mientras el perro de la del segundo le gruñe mordiendo el bajo de su pantalón, es siempre desestresante y satisfactorio. Esto lo entenderíais si, como yo, odiaseis a vuestro portero. Seducido por los placeres de esta vida secreta, capricho de la imaginación, pasan las horas entre el delirio y el sueño. Mas debemos ser precavidos, y conscientes de que no existe mayor emoción ni mejor placer que los que nos brinda una vida real. Para mi desgracia, suelo olvidarlo con frecuencia.
En la tele la vieja con ínfulas de sacerdotisa y que retransmite desde su garaje, en Teruel, sigue esperando tu llamada junto a un Buda de cartón piedra. Que pongamos en manos de una menopáusica teñida de rubio y con una lenteja incrustada en la frente cuestiones trascendentales de nuestra vida y nuestra salud, pone en evidencia la inseguridad de una sociedad que por encima de todo se siente muy sola. La gente no quiere a los cirujanos en los quirófanos. La gente quiere a la bruja Lola.

3 comentarios:

  1. ?
    What?

    Pues claro que queremos a la bruja Lola, vamos, es que..¡Qué ignorancia!

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  2. Ohh!! Que bonito!!!
    Ademas me siento super identificado... A TODOS NOS ENCANTA SOÑAR DESPIERTOS!!!
    Ahh y una cosa... no me creo que hiciera calor en Madrid....... ES UNA COSA QUE ME CUETSA CREER!!!!! xDD

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  3. Yo quiero a La veneno.
    Quiero que se me quite la varicela.
    Quiero follar sin condón y no quedarme embarazada hasta que yo lo decida.
    Quiero estar siempre con vosotros.
    Y quiero la paz mundial (algo mundial tenía que pedir).

    Y todo eso es pura (o puta) imaginación. Puro deseo. Pero yo también sueño despierta con esas cosas (y con otras más íntimas y profundas que no cuento, que si no no se cumplen :$)

    éijghr

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